La historia del Éxodo contiene una llave que desatasca el misterio calendarial del Creador. La restauración de Su Ley divina, forzosamente, tuvo que ser precedida por Sus oráculos temporales calendariales. Es aquí donde el Señor Yahuwah anuncia a Moisés cuando el Año Nuevo empezó, y cuando el mes empezó, al hablarle en Nueva Luna.
El Banquete de Pascua en la noche del 14 y el Éxodo verdadero en la noche del 15 revela que el Shabbat de séptimo día era solo las horas de luz diurnas del día 15. Chocante como puede parecer a muchos, los siguientes dos meses consecutivos confirman esta verdad Bíblica.
Cuarenta años después del Éxodo y el primer mes en el cual maná fue dado, cesó para siempre. Este acontecimiento monumental fue registrado por Josué con todo detalle, sellando para siempre esta verdad Bíblica como un clavo en un lugar seguro. Su registro ilustra que incluso cuarenta años después, allí permanece una continuidad perfecta con la disposición de los Shabbats en relación a las Lunas Nuevas y sus fechas correlativas del calendario del 8º, de 15º, de 22º, y del 29º.